Volutas de humo gris flotaban
alrededor de sus pensamientos, intentando darles forma. Gris en tonos muerte. Se escucho un grito de su consciencia, antes
de ser encerrada en la parte profunda de su cerebro, mientras el alquitrán
dejaba un rastro de destrucción en su sistema.
Dejo que su mente vagara entre
las formas caprichosas del humo, mientras este manaba de la punta cual antorcha
del cigarro. Encendiendo el motor de su creatividad.
A su ves su cuerpo poco a poco relaja los músculos, como dando una pausa a
la vida cotidiana.
Tan absorta en sus pensamientos se encontraba que dejo que
el cigarro resbalara lentamente entre sus dedos. Precipitándose si remedio al vacío. Esparciendo las cenizas cual
confeti por el aire, para finalmente morir ahogado en una piscina de dulce
liquido marrón, dejando a su paso una diana de círculos negros.
Su cerebro tardo unos segundo en dar parte de la pedida del
cilindro y necesito un par de parpadeos para relacionar la perdida del café.
Vio casi con pena como se mezclaban los ingredientes de los dos adictivos, y evaluó
seriamente la posibilidad de tomarse el resto del café así, para luego desechar
esa idea. Era inhumano.
Y con un suspiro tomo rumbo hacia la cocina, taza en mano,
para reponer el néctar que había sido contaminado. Se sentía idiota. Tiro el cigarro húmedo a la basura y el café al
fregadero, mientras montaba otra taza y encendía otro cigarrillo. Lo puso lejos del café.
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